No son pocas las personas que cuando vienen al taller para hacer cerámica por primera vez me dicen, antes de tocar el barro, que no son nada creativas o que no se les da bien hacer trabajos manuales.
Yo siempre les contesto lo mismo. Que se relajen, que disfruten del contacto del barro, y que se dejen sorprender por lo que son capaces de hacer con sus propias manos, aunque no tengan conocimientos previos de cerámica.
Es por esta situación que se ha repetido tantas veces, que he decidido recopilar algunos de los motivos que me parecen interesantes para animar a todas aquellas personas que quieran construir sus piezas con barro a dar el primer paso, aunque piensen que no lo podrán hacer bien. Estoy segura de que una vez lo prueben querrán repetir, y es que el barro tiene efectos muy saludables para nuestra mente, cuerpo y autoestima.
1. Hacer cerámica relaja
Cuando tus manos tocan el barro, se empiezan a despertar muchas sensaciones que empiezan en los dedos de las manos y van viajando por todo el cuerpo hasta tu cerebro. Notas la temperatura de la arcilla, su textura, su flexibilidad. Te das cuenta cómo tus dedos pueden cambiar la forma de manera sencilla del barro, e inmediatamente te concentras en esta transformación tan satisfactoria.
Sin darte cuenta, toda tu concentración está dirigida a la pieza que estás construyendo, y esto hace que los otros pensamientos que dan vueltas a lo largo de todo el día dentro de tu cabeza desaparezcan. Este cambio relaja el cerebro y el cuerpo. Pasar unas horas trabajando el barro nos ayuda a disfrutar de un tiempo en el que solo tenemos un objetivo, que es manipular la arcilla con nuestro cuerpo sin pensar en nada más.
2. Cuando hacemos cerámica desconectamos de la sobre carga informativa
A todas las personas que nos visitan al taller para modelar sus piezas con barro siempre les proponemos que guarden el teléfono móvil en el bolso. Lo recomendamos por dos motivos, el primero, porque se puede llenar de polvo muy fácilmente por culpa del barro. El segundo, y para mí el más importante, para no estar pendiente de los mensajes y otras notificaciones que llegan constantemente a través de las redes sociales y nuestros contactos.
Yo soy la primera que según que trabajo estoy haciendo, no puedo evitar mirar el móvil constantemente, aunque no esté esperando ningún mensaje importante. Es una costumbre que no me gusta nada, y estoy intentando cambiarla.
Pero cuando estoy trabajando en el taller me olvido la gran mayoría de las veces de mirar el móvil, ya que el proceso de construir una pieza de barro requiere estar atenta a como estas tocando y manipulando el material.
Es como cuando estás escuchando atentamente una anécdota de un amigo: quieres saber todos los detalles, y estás tan focalizado en imaginar todo lo que te está contando, que en tu cabeza no hay sitio para otro tipo de pensamientos.
Así, esta atención plena hace que no tengas interés, al menos mientras estás en el taller, de conectar con el mundo virtual y ver, aparecer ante tus ojos un montón de información que a veces nos sobrecarga y no necesitamos.
3. Haz cerámica para explorar tu creatividad
Creo que todas las personas tenemos creatividad, y la podemos expresar de muchas maneras. Escribiendo historias, pensando como guardar la ropa de la mejor manera dentro del armario, probando de hacer nuevas recetas...
La cerámica también es una actividad que te pone en contacto instantáneamente con tu mundo interior para mostrarlo a través de las formas y las decoraciones de las piezas. Aunque no hayas asistido nunca a un taller de cerámica, ni hayas dibujado previamente qué pieza te gustaría hacer, puedo asegurarte al 100% que cuando tus dedos toquen la arcilla, instintivamente van a empezar a intentar crear un objeto con el tacto, la presión y el movimiento.
A la vez, el cerebro se activará para imaginar que aspecto le quieres dar a tu pieza. Pensarás en distintas posibilidades, descartaras algunas, a lo mejor intentaras dibujar cuál es el diseño que quieres, preguntaras a la maestra o a tus compañeros acerca de cómo puedes construir lo que te estás imaginando...
Aunque seas una persona que no tiene muchas oportunidades de desarrollar su creatividad en su día a día, con el barro encontraras una actividad perfecta para expresarte y construir piezas que reflejen tu capacidad de imaginar.
4. La cerámica es una actividad que pueden hacer todas las personas sin importar su destreza con las artes manuales
Una de mis mayores satisfacciones como profesora de cerámica es ver la reacción de felicidad de mis alumnos cuando ven sus creaciones terminadas. A muchos les cuesta creer que han sido capaces de construir un objeto bonito y que pueden utilizar seguramente durante toda su vida.
Si bien hay otros materiales que requieren de mucha práctica para dar buenos resultados, el barro es un elemento natural que permite hasta a los principiantes crear platos, jarrones, joyas, tazas. etc. con técnicas muy básicas y que se pueden aprender desde la primera sesión de cerámica.
Si quieres hacer algún tipo de trabajo manual, pero o te atreves porque piensas que el resultado no va a ser bueno, te recomiendo que pruebes una clase de cerámica. Al ver tu pieza terminada, estoy segura de que tendrás más seguridad en tus habilidades manuales (¡y a lo mejor quieres repetir la experiencia!).
5. ¡Ven al taller para disfrutar!
No hay motivo más poderoso para hacer cualquier cosa que no sea el simple placer de vivir la experiencia. Sentir por primera vez el tacto del barro, diseñar la decoración de un plato pensando que lo vas a usar más tarde en casa, compartir la sesión de cerámica con tus amigos... Hay un sinfín de motivos para sentirse bien y haber disfrutado después de asistir a una clase en el taller de cerámica.
Si te apetece adentrarte en el mundo del barro, o si piensas que sería una buena experiencia para ti participar en un taller para hacer o decorar una pieza hecha de arcilla, no dudes y pruébalo! ¡Estoy convencida de que te encantará!
La cerámica nos ha acompañado desde hace milenios y sinceramente, creo que esto no va a cambiar, porque es un arte para que todos podamos disfrutar.
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